En un clima de profunda emoción y fe, jóvenes que se preparan para servir como futuros Cabos de la Policía de la Provincia recibieron el sacramento de la Confirmación. Las celebraciones se llevaron a cabo en la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Rosario de Goya y en la parroquia Nuestra Señora del Pilar de Curuzú Cuatiá, presididas por el obispo diocesano, monseñor Adolfo Ramón Canecín, junto al capellán de la institución, padre Mario Lezcano, y el presbítero Juan Carlos López, respectivamente.
Acompañaron las ceremonias familiares y camaradas de los confirmandos, junto a las principales autoridades policiales.
En Goya estuvieron presentes el director general de Personal y Formación Policial, comisario general Víctor García, el director de la Unidad Regional II, comisario mayor Valentín Morales, e invitados especiales. En Curuzú Cuatiá participó el comisario mayor Juan Ramón Lima, junto a familiares de los jóvenes.
Durante su homilía, monseñor Canecín centró su mensaje en una frase del recordado padre Julián Zini, tomada de uno de sus chamamés: «Queremos hallar el modo de vivir la comunión».
El obispo explicó que «el corazón humano, en lo más profundo, anhela la comunión; cuando uno vive en comunión tiene paz, alegría, gozo, e incluso salud. En cambio, cuando estamos divididos, nos sentimos incómodos, porque el padre de la división es el ´añá´ -que significa diablo en guaraní».
Animó a los jóvenes a ser constructores de unidad en todos los ámbitos: «Nuestra vocación es la unidad y la comunión. Jesús pidió al Padre: ‘Que sean uno, como Tú y Yo somos uno, para que el mundo crea'».
Monseñor Canecín advirtió sobre las divisiones que atraviesan la sociedad: «Hay autoridades, en los distintos niveles, que fomentan la grieta. Ustedes, como policías, tienen un camino difícil, pero están llamados a ser artífices de comunión, a trabajar por la unidad, la paz y el bien común «subrayó el obispo.
Dijo que «el plan eterno de Dios es la comunión» y subrayó la necesidad del Espíritu Santo para vivirla: «El Espíritu es la comunión del Padre y del Hijo. Él nos da la capacidad de comprender, de perdonar y de vivir unidos».
«Todo lo bueno, bello y verdadero que uno vive tiene dimensión de eternidad» fue el mensaje esperanzador de monseñor Canecin.
Las celebraciones culminaron con el compromiso de los aspirantes a policías confirmados de llevar su fe al servicio de la comunidad, como servidores públicos llamados a custodiar no solo la seguridad, sino también la fraternidad entre los hombres. –
